sábado, 20 de abril de 2013

Otra vez y una vez.

Cada día me visto de asombro, cubriendo mi cabeza con un velo resplandeciente.
Aquel velo que cuido con mi vida, si fuese necesario.
Para cubrir mi cuerpo, lo hago con un traje.
Un traje blanco, de lino fino.
El cual también cuido y lavo día tras día para tenerlo impecable.
Hay veces que me arreglo para ti y tu no llegas.
Otras veces, sé que me vienes a buscar y soy yo quien no abre la puerta.

Días siguientes viene el arrepentimiento y desde adentro siento la nostalgia y la necesidad de verte  otra vez, de escuchar tu voz.
Te busco otra vez y te doy mil excusas para que arreglar todo de una vez.
De nuevo.
Me extiendes tu mano y me abrazas.
Acaricias mi alma y mi espíritu, haciendo que mis suspiros sean tuyos otra vez.
Lo vuelves a llenar todo en mí y eres el centro de mi vida.

Meses más tarde, me sorprendes con nuevos regalos, día a día.
Cada día tienes nuevas cosas para mí y yo sigo con mi vestido y mi velo intacto para ti.
Aún los sigo cuidando con mi vida, porque sé que a ti te gusta así.