Estamos sentados, en nuestra casa;
frente a frente, solo los dos, solo la esencia de nuestras almas.
Y mis ojos inquietos, asustados, tratan de buscar los tuyos pero nada al parecer puede hacer cambiar de rumbo tu mirada.
Algo te pasa y yo ya lo sé...
Tu mirada vaga por todo el lugar, queriendo hacer que la conexión que teníamos ya no esté.
Te busco, pero tú nada.
Estamos ahora sentados en el sofá,
con la televisión encendida.
Te digo algunas frases para poder comenzar a charlar un poco, así como lo hacíamos antes hasta que ya era demasiado tarde y las velas se consumían.
Pero tu mirada nuevamente esta fija, pegada, hipnotizada, por esa caja que atrapa con sonidos e imágenes.
Nuevamente nos sentamos, uno al lado del otro en el parque.
Mi mirada te busca nuevamente, como queriendo una nueva conexión pero nada sucede.
Al parecer la mascota del vecino te llama más la atención que yo.
Solo miras al cachorrito y lo contemplas, como hace ya tiempo que no lo haces conmigo.
No sé que ha pasado mi amor, ya no me miras.
Esa cuna de tu descanso eterno te han apartado, mi amor.
Y es que ya te has ido de mí.
Ya no estás y eso lo sé.
